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El maravilloso arte de la Cata de Vino

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¡¡¡Bienvenidos enolovers!!!

Para todos aquellos que estáis comenzando en el fascinante mundo de la cata de vinos, hoy os aproximamos a esta experiencia que va más allá de limitarnos a beber o consumir vino, ya que la cata en sí es un ritual en el que ponemos a trabajar nuestros sentidos y donde en cada fase se llevan a cabo una serie de prácticas que los pondrán a prueba.

Fase Visual

La primera impresión es la que cuenta, ¿verdad? y el mundo del vino no iba a ser diferente.

La fase visual es como el preludio de una gran sinfonía, estableciendo el escenario para lo que está por venir.

Durante esta fase, tendrás que observar el color del vino, su intensidad y brillo. Sí, puede sonar a cliché de película, pero el color nos dará pistas sobre la edad y la personalidad del vino. En los tintos un rojo intenso puede insinuarnos juventud y vitalidad, mientras que un ámbar dorado en blancos, nos contará una historia más envejecida y compleja.

Una vez observado el color, haz girar la copa y fíjate en las lágrimas que deslizan por el cristal ya que ellas son la prueba del contenido alcohólico de la bebida y también nos darán pistas sobre el envejecimiento de ese vino, cuando la gota tarde en deslizarse sensualmente por las paredes de la copa.

Fase Olfativa

Llegamos a la fase olfativa, donde el vino revela su esencia a través de una danza de aromas cautivadores durante la cata. Acerca tu nariz a la copa y haz una inspiración profunda, como si estuvieras inhalando el mismo alma del viñedo. Cierra los ojos y deja que los aromas te envuelvan: frutas frescas, especias, notas florales, y a veces ese toque sorprendente que te transporta a un lejano rincón del mundo. Aquí, los sentidos subjetivos entran en juego; lo que para algunos es un sutil aroma a mora, para otros puede ser la reminiscencia de una chispeante tarde de verano. La magia está en la interpretación única de cada individuo por la ‘biblioteca’ de aromas que cada uno de nosotros atesora en su cerebro desde nuestra más tierna infancia.

Fase Gustativa

El momento culminante ha llegado: la fase gustativa. Toma un pequeño sorbo, permitiendo que el néctar se oxigene bien, realizando pequeñas aspiraciones mientras aún mantienes el vino en tu boca y dejando que el vino acaricie tu paladar.
Aquí es donde el vino revela su verdadera personalidad.
La acidez, el dulzor, los taninos, el cuerpo, la duración… todos estos elementos juegan un papel crucial en la experiencia gustativa de la cata. Haz que el vino baile en tu boca, dejando que cada matiz se despliegue en un festival de sensaciones. Y, sí, es el momento de ‘juzgar’ objetivamente con unos sentidos subjetivos. ¿Te transmite alegría, te invita a la reflexión, te hace cerrar los ojos y saborear el momento? Esa es la verdadera medida de un buen vino.

En conclusión, la cata de vino es un arte en sí misma, una experiencia que va más allá de la bebida en sí. Es un viaje sensorial que aviva nuestros sentidos y nos conecta con la tierra, el sol y el trabajo del viticultor. Así que, la próxima vez que descorches una botella, recuerda que no solo estás bebiendo vino, estás participando en una sinfonía de aromas y sabores que te transportarán a lugares inexplorados. ¡Salud! 🍷

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