En San Román de Hornija, un pequeño pueblo con vistas infinitas y caminos de piedra, nace una historia que mezcla tradición, carácter y mucho corazón. En plena Denominación de Origen Toro, rodeada de viñedos antiguos y silencio de campo, se encuentra Bodega Elías Mora: pequeña, valiente y con una filosofía clara… aquí se hace vino con historia. Y se recibe a todo el mundo: niños, mayores y hasta perros con ganas de explorar.

🧬 ¿Por qué se llama así?

Porque hay nombres que no se olvidan.
Elías Mora era el viticultor del pueblo que cuidaba esas tierras antes que nadie. Cuando Victoria Benavides, enóloga formada en Burdeos, quiso fundar su bodega en el año 2000, él le cedió parte del viñedo. En agradecimiento, ella dio su nombre al proyecto. Y así empezó todo: con confianza, raíces compartidas y un respeto profundo por la tierra y quienes la trabajan.

🌱 Viñas que no han sido tocadas… en más de 100 años

Aquí no encontrarás plantaciones nuevas ni viñas injertadas. Muchas de las cepas son prefiloxéricas (es decir, anteriores a la plaga que arrasó los viñedos europeos en el siglo XIX). Siguen vivas, en suelos pedregosos y secos, soportando inviernos duros y veranos extremos. Son cepas que hablan por sí solas: con cada uva cuentan una historia.

La uva, por cierto, es siempre la misma: Tinta de Toro, una variedad potente y elegante que solo crece bien aquí. Y crece en vaso, sin espalderas ni cables. Como antes. Como siempre.

👩‍🌾 ¿Quién está detrás?

Victoria Benavides, una mujer que lo dejó todo para poner en marcha una bodega que fuese fiel a la tierra, sin maquillajes.
No hay fórmulas secretas. Hay trabajo diario, vendimia manual, barricas de roble, corcho natural y cristal. Aquí el vino se cuida desde la raíz hasta el último sorbo, sin prisas ni artificios.

Ella no está sola: su equipo es pequeño, cercano, de gente del pueblo. Personas que creen en lo que hacen y lo cuentan como se cuentan las cosas buenas: con calma y con una copa en la mano.

🐶 Bodega pet friendly y para toda la familia

Sí, en Bodega Elías Mora puedes venir con tu perro. Aquí son bienvenidos. El campo, los caminos entre viñas y los espacios al aire libre son perfectos para compartir el plan con tu mascota.

Y también es un plan perfecto con niños: pueden recorrer la bodega, oler las barricas, ver las uvas (o probar el chocolate que a veces se sirve en cata). Es una experiencia tranquila, cercana, auténtica.